Para no retomar de golpe la ruta, el lunes 7 de diciembre decidimos recorrer unos kilómetros y fijar como destino el punto de avituallamiento el campo de Julián Haro, donde sustituimos el isostar por vino de la tierra y las barritas energéticas por buenos chorizos y unos huevos revueltos de muerte.
Hoy si ponemos la ruta.
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